1. La publicidad política necesita transparencia
Existen evidencias acerca que algunos anuncios políticos se
están usando de maneras poco éticas para dirigir, entre otras cosas, a los
votantes a publicaciones de noticias falsas o para hacer que potenciales
votantes se mantengan alejados de las urnas.
2. Es muy fácil difundir información errónea
Hoy en día, la mayoría de personas encuentra noticias e
información en la web por medio de apenas unos cuantas redes sociales y motores
de búsqueda. Estos sitios ganan más dinero cuando hacemos clic en los enlaces que
nos muestran. Para el «padre» de internet, a través del uso de ciencias de
datos y ejércitos de bots quienes tienen malas intenciones «pueden engañar al
sistema para difundir información errónea y obtener un beneficio económico o
político.
3. Control de nuestra información personal.
Cuando nuestra información se conserva en lugares patentados,
la perdemos de vista, perdemos los beneficios que podríamos obtener si
tuviéramos control directo sobre esta información, y eligiéramos cuándo y con
quién compartirla. Es más, a menudo no tenemos ninguna manera de dar a conocer
a las empresas qué información preferiríamos no compartir -sobre todo con
terceros- pues los términos y condiciones se toman o se dejan. En regímenes
represivos es fácil ver el daño que se puede causar, pueden arrestar a los
blogueros o matarlos, y pueden monitorear a opositores políticos. Pero incluso
en países donde creemos que los gobiernos tienen en mente el mejor interés de
sus ciudadanos, esto simplemente va demasiado lejos todo el tiempo. Berners-Lee
considera que este escenario actual «tiene un efecto negativo sobre la libertad
de expresión y evita que se use la web como espacio para explorar asuntos
importantes», tales como como problemas delicados en materia sanitaria, la
sexualidad o, incluso, la religión.